jueves, agosto 11, 2005

Oda Odiosa

Dejé sonar el teléfono cuatro veces y corté inmediatamente.

Estoy harta de escuchar tu maldito número de teléfono dicho por el condenado tipo (que en realidad no tiene la culpa) a quien detesto casi tanto como a la cancioncita bobalicona con la que me dejan esperando el tiempo que quieren los bastardos de la compañia telefónica, cuando lo único que quiero saber es un estúpido número de teléfono que por esas endemoniadas casualidades no figura en guía.

Entonces me acuerdo del imbécil de Neustadt haciéndose el gracioso y dejando que el teléfono siguiera llamando mientras el seguía con su odioso programa, para demostrar así la inoperancia de las empresas estatales.

Mientras tanto, vuelvo a discar tu número. Disco con la idiota esperanza de que, mientras yo me tomo unos pocos segundos en marcar, a vos se te ocurra llegar o que alguien se digne en atender el inservible teléfono.

No. Se ve que estás hablando por teléfono así que, sin que llegue a sonar ni una sola vez, escucho la odiosa voz del tipo, por enésima vez en esta tarde.

Vuelvo a intentar una y otra vez. Re-call. Discado. Re- call de nuevo.

Al fin.

-Consultorio...

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