miércoles, noviembre 30, 2005

Superchica

Jamás se sintió atemorizada por esas amenazas virtuales que llegan a través de una ventana emergente, que te dicen que la computadora está por estallar en mil pedazos. Menos aún por esos correos electrónicos con cadenas que amenazan con la caída del cielo sobre las cabezas de los pobres incautos que se olviden de reenviarlo o de aquellos inconscientes que osan ignorarlos y borrarlos.

Una especie de Juana de Arco virtual, impasible ante los peligros de Internet, navegó sin miedo, hizo clicks sin titubear, borró mails sin dudar…

Pero todo héroe tiene su kryptonita. Y también su antihéroe. Y ella, heroína cibernética no es la excepción. Lo encontró, sin querer, haciendo clic en el lugar equivocado.

lunes, noviembre 28, 2005

28 de noviembre.

Corría el año 1857 cuando Alfonso XII nació. Conocido como "El pacificador", volvió a España después de haber vivido en distintos países europeos a causa del exilio de sus padres. Y retornó luego de la caída de la primera república.

No hay que confundir ser pacificador con ser "El conformista"*. Ser que supo describir Alberto Moravia, 90 años después de la muerte de Alfonso.

También escribió "El amor conyugal". Un tema álgido cuando se discute el matrimonio de Anna Nicole Smith con J. Howard Marshall. Las malas lenguas dicen que se casó por su dinero. Claro, el hombre tenía más de ochenta y murió casi al año de casados, dejándole millones como herencia.

¿A qué viene todo esto?! ¿Qué hay en común aparte de que todos los nombres empiezan con "A"?

Fácil.

124 años después de que nació Alfonso XII, 74 años después del nacimiento de Moravia, 13 años después del nacimiento de Anna, nací yo.


¡Feliz Cumpleaños a Mí! (¡Y feliz no cumpleaños para todos!)




*la película basada en el libro la dirigió Bertolucci, pero ese es otro tema.

domingo, noviembre 20, 2005

Pedro y el bobo ( o el bobo de Pedro)

Con motivo de la celebración del primer año de vida de No se Culpe a Nadie, se presenta ante ustedes, una nueva reimpresión de esta intrigante historia.

Capítulo I - Entre Caníbales
Capítulo II - Tobogán
Capítulo III - CIA/AIC
Capítulo IV - Naranja Mecánica
Capítulo V - Suchard
Capítulo VI - Tres coma catorce
Capítulo VII - Sunday Bloody Sunday
Capítulo VIII - Valijas
Capítulo IX - El hombre de la bolsa
Capítulo X - Último Momento
Capítulo X (bis) - Director´s cut
Epílogo - La última de Pedro


Enjoy!

jueves, noviembre 17, 2005

Marilyn escribiría...*

(o también conocido como "te invito a mi fiestita")
Más allá de que este blog fue creado en septiembre del año pasado, el primer post fue publicado el 20 de noviembre.
Sí, señoras y señores, como ya lo ha anticipado gitargirl en un comentario, No se culpe a Nadie cumple ya su primer año de existencia (el blog no tuvo la suerte de ser sagitariano como su editora).
Con motivo de la festiva ocasión, se invita a todos los lectores y/o interesados a enviar una (1) sola palabra a la casilla de correo noseculpe@gmail.com, la cual será parte del post de celebración del día domingo (vale ser guacho y mandar palabras insufribles).
Con la presentación del post se servirá pizza y coca cola.
Por supuesto, de más está decir, que se espera contar con sus presencias el día 20, en esta misma dirección.
Por cuestiones presupuestarias, y para poder solventar la bebida y la comida, se ha decidido suprimir las serpentinas.

* ... y eso que no soy presidente...

Sueño de una noche de verano

Se dio cuenta de que el verano había llegado, dos días atrás, cuando las ventanas entreabiertas por la noche permitieron que las lámparas encendidas se encontraran cercadas de insectos atraídos por su luz.
Se dio cuenta de que el verano ha llegado. Que se irán terminando las noches frías de frazadas hasta la nariz y empezarán las noches cálidas de sábanas apenas tapando los pies.
Ha llegado esa etapa del año, donde los cuerpos acalorados yacen en la cama, sudorosos.
Esa etapa del año donde las personas tienen un aroma diferente, donde los hombros, la nuca, el cuello saben distinto. Sabor a verano.
Y afuera, el silencio estival.

viernes, noviembre 11, 2005

Niño, deja ya...

El problema empezó cuando aprendió a contar. Maravilla de la educación, cuando aprendió los número del 1 al 10, estuvo en condiciones de contar y contar. Usando la técnica de hacer palitos y agrupar, sólo sabiendo los diez primeros números tuvo todo resuelto para dar rienda suelta a su fascinación por las cuadrículas.
Su madre desde ese entonces, tuvo que mantenerlo alejado de las rejas de las ventanas ajenas, cruzar de calle cuando veía a lo lejos una vereda con cuadritos blancos y negros, y hubo que cambiar incluso los azulejos del baño.
Ver cuadrados agrupados en cuadrados, que forman a su vez cuadrados más grandes, es una satisfacción. Y contarlos, es el éxtasis en su estado más puro.
Con el tiempo, los esfuerzos de su madre para evitar cualquier tipo de cuadrícula con el fin de que su hijo no se quedara idiotizado contando uno a uno los cuadraditos, fueron inútiles.
Él consiguió enseguida manejar de manera diestra la regla, y antes de saber dibujar una casita, un perro o una persona a base de palitos, ya estaba dibujando dameros perfectos.
El problema era que eso era lo único que dibujaba. Que le interesaba dibujar.
Eventualmente, las hojas no alcanzaron y pasó a espacios más amplios. Léase, las paredes de su habitación. Las de sus padres. Las del living. Las del jardín de infantes.
El jardín fue el límite. Las autoridades se quejaron del comportamiento del chico y les mostraron a sus padres, indignados, las paredes del lugar. Ellos, decidieron llevar a su hijo al psicólogo, no sin antes, pagar la limpieza de las paredes - cuadriculadas ahora - a base de crayón lavable negro.
Empezó así terapia.
Con los años, todos empezaron a notar una mejoría. Y ya para los 9 años parecía que su afición/adicción por los cuadrados, estaba casi eliminada.
Pero pasó la peor. Una gran recaída sufrió al descubrir una tarde, en cuarto grado, las maravillas de las hojas cuadriculadas Rivadavia.
¡Oh, si! ¡Esos eran verdaderos cuadrados! ¡Esas eran verdaderas cuadrículas! Ahora todo tenía sentido.Parecía que los años de terapia no hubieran existido, y su crisis lado al cuadrado se potenció (valga la redundancia).
Su psicólogo (su familia, los compañeros de grado, la maestra, los directosdel colegio...) entendió que era momento de ser abrasivos, intensificar el tratamiento y sacar del embrollo al muchachín.
Durante ese tiempo, él sólo vio circunferencias que hizo con el compás, fastidiado, en simples hojas rayadas. Si todo iba viento en popa, lo dejaban hacer a mano alzada unos triángulos.
Las reglas fueron retiradas de su vista y con el tiempo todo se fue solucionando.
Con el tiempo, su obsesión con los cuadrados fue desapareciendo y empezó a ver las cosas más redondas. Por suerte sus habilidades coincidían con su nueva obsesión. Fernando encontró lo que quería hacer.

lunes, noviembre 07, 2005

Sinfonía Agridulce

El mantel está lleno de migas. Y eso puede molestar a cualquiera. Lo mira de manera persistente. El sol de la mañana empieza a calentar su nuca.
Su esposa no está. Se fue de viaje, a visitar a algún familiar que a él definitivamente no le interesa. Va a volver para la hora de almuerzo. Haría las compras.
El mantel quedó puesto en la mesa desde la noche anterior. Nadie se molestó en sacarlo.
Desde el comedor puede oír la respiración tranquila de sus hijos al dormir. El menor, de a ratos, balbucea entre sueños.
Es una mañana cálida y las ventanas están abiertas.
Pensó en lo que escribió y en lo que nunca escribiría. Lo que dijo, y en lo que nunca se atrevería a decir. En lo que vivió y dejó de vivir. En como en ese afán de distinción, terminó siendo uno más.
De un momento para otro, toda esa neblina que lo viene aquejando desde hace meses se empieza a disipar y todo parece estar claro.
La molestia con la vida parece desvanecerse y un sentimiento de conformismo empieza a hacerse lugar en su mente.
La paz reina en su hogar y , ahora, en su cabeza. Y los chicos duermen plácidamente en su dormitorio.
Va hacia el ropero que hay en su habitación, luego va hacia la de sus hijos, le da un beso a cada uno – como hace siempre cuando duermen – y luego se sienta en el sillón del living.
Esa fue la mañana del Sr. Steiner
La mañana en la que mató a sus hijos y luego se suicidó.

viernes, noviembre 04, 2005

Visitas sin masitas.

Bush llegó a la Argentina, para demostrar que cualquier país puede ser como Estados Unidos, incluso el nuestro.

No sólo importamos productos manufacturados en base a nuestras materias primas, toda la tecnología japonesa, sino que ahora parece que importar restricciones constitucionales está bien.

Si los estadounidenses soportan todo tipo de vejaciones, allá ellos. Pero los argentinos, en las últimas décadas toleramos o aprobamos tácitamente continuas contradicciones a nuestra constitución y a muchos tratados internacionales de derechos humanos, ratificados por el estado nacional.

Ahora esto.

¿Cuándo la población reaccionará y dejará de permitir ser pisoteada?

¿Ni siquiera con algo tan ostentoso como las vallas azules y las credenciales para poder moverse dentro de una ciudad es suficiente?

Mis pensamientos y sentimientos más negativos hacia todos aquellos que se dignan a apoyar o elogiar a un país como estados unidos.

Intuición Femenina

Siempre tuvo muy buena intuición. Supo que su hijo era pistero el día que pegó el calco con la firma de Ayrton Senna en el vidrio del Fiat 128.
Suele darse cuenta antes que nadie, quién es el asesino o quién será el próximo en morir. Es por esto que la familia opta por alquilar comedias.
Se dio cuenta que su hija es lesbiana, el día que la vio jugar amistosamente con una amiga en el sillón del living (es posible que se haya enterado antes que su propia hija)
Siempre sabe cuándo va a llover, y cuándo caerá granizo, aún cuando el cielo está despejadísimo.
Puede vaticinar con días de anticipación que el novio de la vecina va a venir a terminar su relación con ella (y luego intuye, casi con precisión quirúrgica, el día en que volverá con el rabo entre las piernas)
No es bruja. No tiene poderes sobrenaturales. Simplemente sabe leer las señales que indican lo que sucederá. Todo para ella es una pista que le ayuda a intuir qué es lo que se está aproximando. Y se jacta de ello.
Así y todo, no pudo intuir que su marido le metía los cuernos lunes, martes, viernes y feriados y que usaba el hotelito de la otra cuadra para demostrarle, cogiéndose a una compañera de trabajo, que su intuición no es tan maravillosa. Tampoco intuyó que se lo iba a decir en la cara, el sábado a la noche, por el solo placer de verla desconcertada.