martes, enero 18, 2005

Hoy

Son casi las siete y media de la mañana y decido volver caminando a casa.
La mañana es calma, ya circulan varios autos y corre una leve brisa fresca que corta el calor.
En la panadería, una morocha, de tez blanca y maciza, acomoda una bandeja de medialunas en un estante, junto a la ventana.
En la verdulería de al lado, una anciana charla con el vendedor junto a un cajón de uvas lustrosas y grandes.
Un hombre está apoyado en la esquina, con un pie sobre la pared. No está esperando nada o está esperando todo...
Paso junto a él y me pregunto qué o a quién puede estar esperando alguien a las casi siete y media de la mañana, en una esquina... ?

lunes, enero 10, 2005

Elijo no creer

Elijo creer que no existís.
Porque necesito pensar que alguien que lo puede todo y lo siente todo, que es inmenso y absoluto, no permitiría (ni hubiese permitido):
Las guerras púnicas, las médicas, las invasiones (inglesas, bárbaras y estadounidenses y las que se me escapan).
Toda la violencia.
El odio generalizado.
El odio entre iguales.
La matanza en tu nombre.
Las Cruzadas.
Todas las demás grandes batallas.
La Primera y Segunda Guerra Mundial.
Corea.
Vietnam.
Malvinas.
La dictadura en Argentina.
La pobreza generalizada.
Personas muriéndose de hambre.
Personas muriéndose por el abandono.
(y las que ya murieron y las que van a morir)
El Apartheid.
La esclavitud.
Que el hombre muera a manos de otro hombre.
Que la vida de un hombre, su pura existencia, dependa de la decisión de otro.
El maltrato a la mujer en la cultura musulmana.
El maltrato a la mujer en la esfera cotidiana.
Que el anciano sea dejado a su suerte.
Que chicos no sean amados.
Que chicos no tengan la posibilidad de vivir por nacer en el lugar errado.
Que existan lugares errados.
Que la posibilidad de existir sea una cuestión económica...

Porque prefiero pensar que lo que pasó, lo que pasa y lo que va a pasar es consecuencia de actos humanos. De humanos que yerran.
Porque si existieras tendría que detestarte. Y porque eso sería demasiado pesado.
Porque puedo convivir con la idea de que el hombre se equivoca, pero no con el hecho de que existe algo tan grande e inconmensurable para el hombre, que hace de su supuesta grandeza sólo mera inutilidad y hasta un poco de crueldad.

Prefiero que no existas.
Elijo no creer.


jueves, enero 06, 2005

El sí de las niñas

Podría haber dicho que sí.
Eso hubiese sido más sencillo.
Se hubiera ahorrado la insistencia desmedida y los reproches inagotables.
Podría haber dicho que sí.
Pero no.
Dijo que no.
Dijo que nunca.
Dijo que ni muerta.
Y las ganas de decir que sí fluyeron.
Quería decir que sí.
Quería decir que siempre.
Quería decir hasta la muerte, y aún más.
Pero no.
Ya era tarde.
Había dicho que no.
Y no podía volver hacia atrás.

lunes, enero 03, 2005

La insoportable necedad del ser

El tema del aborto es uno de esos temas que llevan a la discusión irracional, donde muchos hacen de cuenta que son perfectos, y opinan.
Según encuestas realizadas, más del 60% de la población está de acuerdo con la despenalización.
Sin embargo, los medios están atiborrados de personas que se manifiestan en su contra, dando todo tipo de argumentos.
La Iglesia, una de las grandes instituciones que ha dejado muy en claro su posición contraria al respecto, no duda en rechazar los pedidos de bautismos de personas no nacidas aún. En qué quedamos, si es persona por qué no bautizarla cuando aún sigue en el seno materno?
Políticos, ong's y un sector de la población se manifiestan de la misma manera que la Iglesia Católica. Pero nadie explica porque la pena al delito de aborto es menor que la de un homicidio culposo... Si están tan convencidos que hablamos de un ser humano, un ser humano indefenso, no tendría la pena al aborto que ser igual a la del homicidio agravado?
Mientras todos discuten de manera muy hipócrita sobre si hay que despenalizar o no la interrupción voluntaria del embarazo, miles de mujeres mueren al año por abortos mal practicados.
Sólo en Argentina, se practican más de 500 mil abortos anuales, con una alta mortalidad.
Mujeres violadas, que no son ni idiotas ni dementes, tienen que soportar que por la vaguedad del Código Penal, jueces decidan que no pueden interrumpir el embarazo producto de esos terribles ultrajes.
Claro que en algunas circunstancias la situación se reduce a una cuestión de educación.
Es factible que la mayoría de los abortos que se realizan son de mujeres que quedaron embarazadas por no estar informadas y concientizadas sobre cómo practicar sexo seguro, cómo prevenir embarazos.
Y eso nos lleva a la discusión sobre si se debe dar o no educación sexual en los colegios.
Es obvio, que los padres en muchos casos fallan en informar a sus hijos al respecto.
Y en otros casos, ni los propios padres tienen la suficiente información como para poder trasmitirla a sus hijos.
En este caso, la falta de educación tiene como gran desfavorecida a la mujer, que debe lidiar con el hecho de ser madre cuando no lo quiere, o someterse a un aborto con grandes riesgos de morir en el procedimiento o por las secuelas del mismo.
Posiblemente nuestro país no esté aún preparado para un cambio tan drástico. Pero sería bueno empezar con la despenalización, al menos, de los casos donde la mujer ha sido violada.
Porque en este caso, la mujer es víctima dos veces. La primera a manos del violador, la segunda a manos del estado, que la obliga a continuar con el embarazo.
Y esta despenalización debería ir acompañada con una intensiva educación sexual.
Porque no dudo que pasar por un aborto debe ser una experiencia altamente traumática. Lo ideal sería no tener que llegar a ella.
Y eso se logra con la educación, con la información masiva al respecto.