Se dio cuenta de que el verano había llegado, dos días atrás, cuando las ventanas entreabiertas por la noche permitieron que las lámparas encendidas se encontraran cercadas de insectos atraídos por su luz.
Se dio cuenta de que el verano ha llegado. Que se irán terminando las noches frías de frazadas hasta la nariz y empezarán las noches cálidas de sábanas apenas tapando los pies.
Ha llegado esa etapa del año, donde los cuerpos acalorados yacen en la cama, sudorosos.
Esa etapa del año donde las personas tienen un aroma diferente, donde los hombros, la nuca, el cuello saben distinto. Sabor a verano.
Y afuera, el silencio estival.
Se dio cuenta de que el verano ha llegado. Que se irán terminando las noches frías de frazadas hasta la nariz y empezarán las noches cálidas de sábanas apenas tapando los pies.
Ha llegado esa etapa del año, donde los cuerpos acalorados yacen en la cama, sudorosos.
Esa etapa del año donde las personas tienen un aroma diferente, donde los hombros, la nuca, el cuello saben distinto. Sabor a verano.
Y afuera, el silencio estival.