Jamás se sintió atemorizada por esas amenazas virtuales que llegan a través de una ventana emergente, que te dicen que la computadora está por estallar en mil pedazos. Menos aún por esos correos electrónicos con cadenas que amenazan con la caída del cielo sobre las cabezas de los pobres incautos que se olviden de reenviarlo o de aquellos inconscientes que osan ignorarlos y borrarlos.
Una especie de Juana de Arco virtual, impasible ante los peligros de Internet, navegó sin miedo, hizo clicks sin titubear, borró mails sin dudar…
Pero todo héroe tiene su kryptonita. Y también su antihéroe. Y ella, heroína cibernética no es la excepción. Lo encontró, sin querer, haciendo clic en el lugar equivocado.