miércoles, enero 11, 2006

Leit Motiv

Entendió. Las cosas no podían seguir así. Era el fin.
Junto sus cosas, moqueando.
Todos lo miraban. Era curioso ver a alguien que solía ser tan determinado a lograr lo que quería, retirarse abatido. Casi sollozando.
Nadie se atrevió a acercarse. Era comprensible. Acompañarlo en ese momento hubiese sido casi un suicidio social.
No, ninguno se atrevía a acompañarlo, pero tampoco a dejar de presenciar el evento.
Él escuchaba los murmullos. ¡Cómo no escucharlos! Pero no podía hacer ya, nada más.
Había izado la bandera blanca de la derrota. Había capitulado.
A lo lejos, tras la puerta, se oía a alguien tecleando. Se producían intervalos. Y continuaba. Definitivamente estaba pensando lo que escribía.
Parece ser que retirarse así no lo satisfacía. A quién puede satisfacer... Por lo que sacó fuerzas de donde pudo y se dirigió hacia la puerta.
Escuché ruidos. Vi que el picaporte se movía. La puerta se abrió y la vi a él, que me dijo: Que conste que me voy no sólo por el café.

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