El celular dejó de funcionar al quinto día de adquirirlo.
Empezó a hacer ruidos extraños, luego la pantalla comenzó a parpadear, para volverse multicolor (cuando la pantalla supuestamente era monocromática).
Asustado por la situación, pensando que en cualquier momento el aparato podría explotarle en las manos, decidió hacer uso de la garantía y lo llevó al lugar donde lo había comprado.
Allí seguía estando el tipo que lo había atendido en un principio, nada más que ahora era albino. Todo rastro de pigmentación en las cejas, pestañas y en su abultada cabellera rulosa, había desaparecido.
- Trátelo con cariño - le dijo, después de revisarlo.
Suscribirse a:
