La vida se tentó y decidió jugar al Destino.
Entonces lo puso a él en la esquina se Santa fe y Talcahuano y a ella, en la esquina de Uruguay. Sobre la misma vereda.
Solo tenían que cruzarse. Se cruzaban y listo: el destino echaba a rodar.
- "Muejeje" - dijo la Vida mientras se frotaba las manos.
Pero la Vida no contó con que los dos, al momento de cruzarse, estarían enviando mensajes de texto.
martes, abril 25, 2006
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