martes, octubre 07, 2008

Seguir al sol.

One day you'll look to see I've gone
For tomorrow may rain,
so I'll follow the sun

Some day you'll know I was the one
But tomorrow may rain,
so I'll follow the sun

Me bajé del bondi y sentí una brisa que me hizo acordar a los veranos en Bahía Blanca, cuando me pasaba el día en una pileta y volvía al centro, y sentía frío. Aunque no hiciera.
La insolación, la nariz colorada, la malla húmeda bajo un short y un buzo que parecía no abrigar lo suficiente. Los ojos irritados por el cloro y por el exceso de sol. Y el frío.
Y me bajaba del bondi en el centro, y pasaba por la farmacia que tenía un cartel con la hora y la temperatura. Y que marcaba 23 grados. Pero yo sentía frío. Entonces, esos 23 grados eran irreales para mí. Lo que me indicaba ese cartel no tenía correlato con mi existencia. Mi cuerpo me decía que la temperatura era baja. La insolación me pedía más abrigo. Los 23 grados no eran una realidad.
Y entonces veo que el colectivo llega a la esquina y dobla. Veo que desaparece. Y entonces él, que siguió sentado ahí arriba, se convierte en una irrealidad para mí. Y en cambio, el frío no lo es.


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