Con la boca reseca de los nervios, dijo las líneas que había preparado y repasado mentalmente en las últimas semanas. Él pareció entender. Al menos se mostró comprensivo.
Se dio cuenta que posiblemente nunca descubriría si ese era realmente su carácter o sólo una fachada. Pensó que no estaba tan mal. Que era una duda positiva, porque, de esta manera, él quedaría en su memoria como un buen tipo. Y nunca tuvo razones para pensar lo contrario.
Volvió a su escritorio y pensó que en ese preciso instante comenzaba su último mes de trabajo.
domingo, junio 14, 2009
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