martes, marzo 09, 2010

Las comparaciones son odiosas*. Hoy: Antes del Fin

Si bien una hace muchas comparaciones y toma decisiones casi a cada segundo - hoy, por ejemplo, me tomé un té en el desayuno en lugar de mi riguroso café - hay momentos cruciales, en los que - por lo menos para mí - una lista detallada es requerida.

Estando mi regreso a BA tan cerca, ha resultado inevitable ser víctima del balance - y no del balanceo - y de ese ejercicio que implica sopesar lo que se está dejando y a lo que se está yendo.

"Lo primero que hago, es tomarme un café con leche con medialunas", pienso. Pero casi en el mismo instante pienso cuánto voy a extrañar el açaí. 
"Voy a ver a mis amigos", pienso, y me alegro muchísimo. Pero...¿y la gente maravillosa que conocí aquí? ¿Cuánto tiempo pasará antes de que los vuelva a ver?
"Buenos Aires, tiene ese nosequé", y pienso en caminar por sus calles. Pero no puedo evitar sentir ya la ausencia de la playa.
Sumado a todo eso, sé que voy a extrañar la samba, el pão de queijo y tantas otras cosas.

Volver de Brasil nunca ha sido fácil. Pero ahora, luego de estar cuatro meses acá, la situación es mucho peor. He creado lazos. Lazos con la gente. Lazos con lugares.

Volveré a BA, y la gente estará hablando porteño y no portugués, los conductores tocarán bocina indiscriminadamente y no me dejarán pasar, la gente se peleara en la calle y no sambará, los chicos son muy lindos pero me histeriquearán, quizás haga calor pero no habrá playa a donde escapar.

Y lo que más me preocupa, es que quizás, en unas semanas, seré la misma de siempre.

* No todos los cariocas son iguales. No todos los porteños son iguales. Siempre hay excepciones que confirman la regla. Algunas veces las excepciones son maravillosas y otras, terribles (dependiendo de la regla, claro)


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