martes, diciembre 27, 2005

Herejía de despedida

- Pizza, birra y faso – dictó desde un rincón de la habitación. Quien escribía, con espíritu protector - ya que su mentor venía en decadencia - no pudo evitarlo y corrigió un poco la frase para hacerla más aceptable a los estándares editoriales en boga.

Así que los reyes magos terminaron trayendo oro, mirra e incienso al hijo de una tal María, todo por obra de la autocensura de un muchachín y el estado de embriaguez constante de Mateo que no fue capaz de releer lo que había escrito el otro.

La verdad es que el festejo de año nuevo, lo había dejado de cama. En realidad, los festejos de año nuevo, porque hace tiempo que no se ponen de acuerdo.

- Menos mal que nació este muchacho – dice el discípulo – A ver si de una vez por todas, nos ordenamos y dejamos de estar de jarana en jarana. Esto no hace bien al espíritu.

- ¿Al espíritu? Ja! – Lo interrumpió el otro. – El crío en cuestión es producto de la jarana, posiblemente de año nuevo, del espíritu. Mirá cómo serán las cosas, que algunos hablan de acusarlo de violación.

- ¿Pero qué le pasa, maestro? ¡Nunca lo he oído hablar así! – el discípulo, horrorizado, lo increpó.

- Nada, Rafael, nada. Simplemente estoy estresado… Esto de escribir la historia fabulada me tiene cansado… ¿Qué te parece si nos vamos al cabaret de la esquina que hoy hacen dos por uno por ser Año Nuevo? -

- ¡¿De nuevo?!

- ¿De nuevo al prostíbulo? Picarón, no te hacía en esos lugares…

- No, no, no. ¡¿De nuevo año nuevo?!

- Sí, por suerte sí. Necesito tomar resoluciones drásticas con respecto a mi vida. Me parece que quiero ser aviador.

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