domingo, septiembre 07, 2008

Cinquième Acte - Scène VII

Roxane entra en escena. Es la habitación del convento donde hace ya mucho tiempo habita.
La habitación es sencilla. Una cama simple, un escritorio, una silla y un espejo ovalado de pie, muy alto.
Roxanne viste de negro, como la última vez que vio el rostro de Cyrano.
Se escuchan las campanadas del convento. Cyrano ya no está.
Se arrastra hasta su cama, se saca el manto de encaje que cubre su cabeza y se acerca hasta el espejo.
Contempla su rostro y solloza.
Nunca se consideró presumida, pero siempre estuvo al tanto de su belleza. ¡Tantos poetas habían escrito odas a su rostro!
Adorada por tantos, ella había decidido entregarse a Christian. Y ahora, tanto tiempo después, se da cuenta de lo equivocada que había estado. A Christian lo había querido, sí. Pero a Cyrano lo había amado. Sin saberlo.
Nunca lo vio como a alguien posible de amar de otra manera que no fuera familiar. Y ahora ya era demasiado tarde.
¡Había sido tan tonta! ¡Ahora es tan tarde!
Culpa de su belleza.
Enceguecida por su propia belleza.
Por la belleza de Christian.
Enceguecida, pensando que iba más allá de las apariencias.
Pensando que eran sus palabras las que la habían enamorado.
Y no.
Y ahora es demasiado tarde.
Cyrano ya no está.
Enfurecida, cierra sus pu os. Clava sus uñas en la palmas. Quiere sufrir.
Más, aún más.
Es como despertarse después de años de sueños profundos.
Enfurecida, grita "¡¿por qué?!" y con el puño derecho cerrado y adolorido, golpea el espejo, que se raja todo, como una fina capa de hielo en el lago congelado.
Enfurecida, toma la parte superior del espejo, lo empuja y hace estrellarlo contra el piso.
Los trozos de espejo se han dispersado, ve su imagen entrecortada, se ve reflejada en distintas partes del suelo.
Enfurecida, al verse multiplicada, toma uno de los pedazos de espejo, con su puño lastimado, con pequeñas medialunas ensangrentadas, termina de cortarse.
Enfurecida, acerca el espejo hasta la altura de su rostro. Y observa su rostro envejecido pero aún bello. Por última vez.
Ya no más.
Ya no más belleza.

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