sábado, enero 23, 2010

Las comparaciones son odiosas*. Hoy: La Noción del Tiempo

Parece que el tiempo transcurre de otra manera para el carioca. Y si bien el porteño no se distingue por su puntualidad, lo del carioca alcanza límites inamaginables. Y no es negligencia, no. Simplemente viven el tiempo de otra manera.
Si uno coordina para hacer algo por la noche con un carioca. Conviene chequear antes de salir de casa. Puede ser que en el medio haya hecho otros planes que lo retrasarán o que, directamente, harán que nunca llegue.
Sentarse en un boteco a tomar cervezas, para el carioca, no es una actividad que deba tener fecha de vencimiento, por lo que pueden estar por horas y horas allí sentados.
No es mala leche. Y aunque uno podría verlo casi como algo desconsiderado, tiene que entender que hay una diferencia cultural muy grande.
Al carioca le gusta disfrutar. Y no le gusta planear. Así que, si tenía un plan, pero a último minuto sale uno mucho mejor, no dudará por un segundo cambiarlo. Con suerte enviará un mensaje de texto o llamará a las cinco personas que ya están en otro bar esperándolo.
Si alguien de Río te dice "nos vemos a las 10". Siento comunicar que eso nunca sucederá. Lo más sensato en estos casos es o llegar una hora más tarde o llevar un libro para que la espera sea más amena.
Si bien muchos cariocas usan reloj, y si bien la ciudad está llena de relojes - que además de indicar la hora, indican la temperatura, cuestión de la que ya hablaré - eso no impide que su interpretación de los segundos, minutos y horas sea otra. Una más flexible. Más relajada. En fin... más carioca.
Lo ideal, es adaptarse a la cultura local y comenzar a disfrutar de esa visión del tiempo social.



* No todos los cariocas son iguales. No todos los porteños son iguales. Siempre hay excepciones que confirman la regla. Algunas veces las excepciones son maravillosas y otras, terribles (dependiendo de la regla, claro)

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