viernes, febrero 19, 2010

Las comparaciones son odiosas*. Hoy: La cuestión gastronómica

Mientras el porteño no se junta a charlar con nadie sin un café, una cena, o algo para picar de por medio, pareciera que el carioca no come. Que el carioca no cocina. Puede parecer una exageración. Pero casi, casi, que no lo es. El carioca vive a salgados.

Salgados son como snacks, como lo que se puede llegar a encontrar en una recepción, pero más grasosos y más grandes. Algunos de los más populares son los enroladinhos, los joelhos, las coxinhas. Y ni hablar del pão de queijo. En algunos casos van por los "pratos feitos" que es una carne con arroz, farofa y porotos negros.

Es decir, su alimentación se basa en jamón, queso, pavo y pollo mezclados con harina.

Más allá de la dudosa calidad nutricional de su alimentación, la cuestión gastronómica de los cariocas no se basa sólo en lo que cómo sino en cómo. Los cariocas comen de parados, yendo hacia algún lado. Los cariocas raramente se reúnen a cenar. Es muy extraño que un carioca cocine e invite a sus amigos a comer a casa.

El carioca bebe. El carioca se pasa horas sentado en un boteco bebiendo cervezas con amigos. Su sociabilidad pasa por ese lado.



* No todos los cariocas son iguales. No todos los porteños son iguales. Siempre hay excepciones que confirman la regla. Algunas veces las excepciones son maravillosas y otras, terribles (dependiendo de la regla, claro)

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