domingo, julio 15, 2007

La Conspiración de los Filósofos. Parte III.

Pablo era un estudiante de Filosofía Medieval, de la cátedra de Arístides. Frío y calculador, antes de anotarse en la materia ya había escuchado rumores sobre la homosexualidad del profesor y sobre su tendencia a buscar discípulo cada nuevo semestre.
Para fortuna de Pablo, Arístides no era el único profesor que buscaba jóvenes estudiantes para saciar sus instintos más bajos. O no. Para ellos era una elevación del ser.
A Pablo le significaba aprobar una materia sin estudiar, sin leer una sola hoja, sin tomar un apunte. Sólo bastaba con escuchar aparentemente embelasado la clase, y luego acceder a los pedidos del docente de turno.
Conseguirá más tarde su Licenciatura, habiendo estudiado aproximadamente la mitad de la carrera. Así de seductor. Así de manipulador. Así de hábil para aprovechar las situaciones.
Él prefería esforzarse en la cama, antes que sentarse frente a un libro y luchar con el griego (idioma que manejará a duras penas hasta sus últimos días, ya que el Dr. Bertoni creyó que el muchacho era Adonis en su máxima expresión)

La Conspiración de los Filósofos

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