jueves, abril 17, 2008

Tango

A veces camino por las calles de San Telmo y siento algo extraño. Como una opresión en el pecho. Y siento que esas calles ya las conozco aunque sea la primera vez que las transito. Y solía pensar que era angustia.


Pero con el tiempo me he dado cuenta que no es angustia, es nostalgia. Como si volviese a lugares a los cuales no iba hace mucho y sintiera la tristeza por lo extrañado y la emoción del reencuentro.


Esas calles no las había caminado y sin embargo las añoraba y me emociona cada paso que doy (re)descubriéndolas.


Sintiéndome como una turista en la ciudad que vivo. Sintiéndome como una turista en mi cuerpo. Un cuerpo que reconoce lugares que sé que no conozco.


Y pienso Tomás y las vidas que no vivió. Y la idea de vida como un boceto. Un boceto que nunca conocerá la versión final y definitiva.Entonces entiendo mi continua melancolía.


Porque cada vez que ha aparecido una bifurcación en mi vida, una decisión he tomado. Y así, he ido renunciando a otras vidas.


Y esa es mi nostalgia.


De los lugares que no conozco.


De las personas que no encuentro.


De los sabores que no pruebo.


De los amores que no siento.


De las lágrimas que no lloro.


De las risas que no disfruto.


De las nubes que no veo.


Nostalgia de las vidas que no estoy viviendo.

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