domingo, marzo 22, 2009

Curita

Me lastimé la rodilla. Se armó una cascarita, muy fina, no tan oscura como hubiese esperado. Pero no duró mucho. Ni siquiera un día. Y ahí estaba, el manchón blanco sobre la rodilla bronceada. No pude evitar pensar lo que siempre pienso cada vez que me lastimo...¿quedará así por siempre? ¿Será esta una herida de batalla que perdurará en mi piel hasta que envejezca? Y cuando la piel vaya poniéndose más fina, se vaya transparentando, vaya perdiendo su firmeza, ¿todavía allí se seguirá notando? ¿Me acordaré en ese momento cómo terminó ese manchón impregnado en mi pierna derecha? ¿Me acordaré que en algún momento divagué unas líneas al respecto? ¿O es el hecho de que este escribiendo esto lo que me hará recordar dentro de unos cincuenta años que me lastimé la rodilla y la cáscara no duró ni un día?
¿Qué pasará en los próximos cincuenta años - si es que estos cincuenta años transcurren para mí - que defina cuáles serán los recuerdos que serán - justamente - recordados?

Publicar un comentario