viernes, marzo 18, 2005

Fresco Aire

El hombre sin dientes me miraba. Y me sonreía.
La sonrisa desdentada me resultaba repulsiva y a la vez maravillosa. Un sonrisa nunca vista.
Yo, sentada en el balcón, lo miro.
Él ve que yo lo estoy mirando. Y sonrie.
Mis piernas cuelgan en el aire. Me siento una nena en una hamaca.
Yo le sonrío.
El hombre se da vuelta y mira la vidriera de una talabartería.
Observo al resto de la calle.
El pasar de los autos es incesante. La gente camina sin mirar a su alrededor.
Un señor se da vuelta cuando pasa a su lado una chica muy linda, con jeans muy ajustados.
A nadie se le ocurre mirar para arriba.
Siento un aire fresco.
Estoy contenta. Mi felicidad es inmensa.
Y mis piernas cuelgan...

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