Jorge está parado junto a la orilla de su lago privado. Es su lugar preferido en toda la propiedad. Cuando está de mal humor, va hasta allí a relajarse. A veces sólo, otras acompañado.
La conversación con María lo había fastidiado. Y estaba haciendo ejercicios de autocontrol para evitar su lado tirano. Sabía que con una llamada, ella estaría en menos de treinta minutos en frente suyo, pero suponía que una acción de ese estilo solo lograría ahuyentarla. Así que se contuvo.
Llamó desde el celular a un amigo en común que tiene con María para ver si sabía de sus planes. Como había supuesto, el muchacho sabía.
Ahora su indecisión era sobre ir o no ir.
El amor, muchas veces lo supera.
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