lunes, abril 18, 2005

No todas las esperas son dulces

María está ofuscada. Había salido de su casa a las corridas para evitar llegar tarde al bar en el que se iban a encontrar con Lucy, había sido cortante con Fernando, ya que la había llamado a su teléfono de línea cuando ella ya estaba a punto de abrir la puerta para irse, y ahora está en la entrada del bar, esperando.
Tiene frío y pocas ganas de ir hasta el auto a buscar el abrigo que dejó allí. Y Lucy que no llega.
Intenta llamarla al celular. Pero nada, lo tiene apagado.
Decide no sufrir más el frío y entra al bar. Busca una mesa cerca de la ventana como para poder estar atenta a la llegada de su retrasada amiga.
En el bar aún no hay mucha gente. Sólo hay otras cuatro mesas ocupadas. Piensa que el lugar fue una mala elección y que cuando llegue Lucy - si es que llega - de seguro van a terminar en otro lado.
Una camarera se acerca y le pregunta qué va a tomar. María duda en esperar a su amiga, pero se da cuenta que la espera puede ser larga y prefiere estar acompañada de algo caliente mientras tanto. Piensa en ordenar un Warren Beatty, pero se da cuenta de que la chica es joven y posiblemente no entienda su chiste - o peor aún no sepa de quién habla y le pregunte cómo se hace-, así que se limita a pedir un café irlandés.

Ya sé, ya sé! Vos querés saber más de María, y por eso vas a leer esto.

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